Familia Fenocchi y Capilla de Cardal

Historia

 

 

Actualización del Libro de 

Andrés Fenocchi Fenocchi

“La Capilla de Cardal”

Diciembre 2000

 

  A Manera de Prólogo

  El territorio 

Los límites y rasgos característicos. Italia, Massa Carrara, Prontemoli, Gróndola. Uruguay, Montevideo, Florida, Villa Cardal.

  Los habitantes

Italianos emigrantes. Familia Fenocchi Marioni. Difteria. La Capilla de Cardal. Los tambos y el reparto de leche.

 

  Prólogo

Este libro fue publicado en el año 2000 por nuestro querido Andrés Fenocchi Fenocchi sobre la Historia de La Capilla de Cardal como recuerdo de parte de la historia de nuestra familia Fenocchi Marioni.

El texto fue muy difundido durante las festividades del primer Centenario de la Villa Cardal, (antes Estación Cardal, luego Pueblo Cardal) y luego comentado por la población de la Villa.

Ahora, trece años después, parte de la historia del libro ha llamado la atención del Ministerio de Cultura y de la Intendencia de Florida; además de comentarios en la prensa y visitas permanentes a La Capilla, con fines religiosos, místicos o turísticos.

Es por ello que hemos decidido realizar una actualización del libro, que contiene la historia verídica de la familia, agregando más información y comentarios por los actuales descendientes; corrigiendo fechas y actualizaciones sobre como transcurría la vida de la familia Fenocchi Marioni en aquella época. 

Además, procuramos realizar una edición en internet que resulte accesible a todo el público que lo requiera...

Una copia del texto original escrito por Andrés Fenocchi se encuentra a continuación de esta Historia.  

 

  Introducción

Historia de la Capilla católica que se encuentra a 3 kilómetros de la Villa Cardal, 8ª Sección Judicial (antes 12ª SJ) del Departamento de Florida, Uruguay.

Ubicada al borde sur de una verde pradera y por el norte al borde de un barranco en cuyo fondo corre un arroyuelo, cuya vertiente nace a 2 kilómetros de Villa Cardal y luego vierte sus aguas en el río Santa Lucía Chico.

La Capilla está rodeada de árboles y flores en medio de una profunda paz y silencio. Constituye un paisaje de enorme belleza y quien la contempla, piensa seguramente que en su pequeño interior, guarda los sueños, preocupaciones y las esperanzas de cientos de vecinos del lugar, que muchas veces la visitan como lugar de peregrinación y recuerdos, preferentemente los domingos y durante la Semana Santa.

  

  Historia y recuerdos 

Todo comenzó en Italia en el año 1865, en el pueblo de Pontremoli (Provincia de Mazza Carrara), al pie de los Apeninos y a 120 kilómetros de Génova, cuando se unen en matrimonio don Pedro Fenocchi y doña Teresa Marioni. De este matrimonio nacen tres hijas María, Luisa y Anunciada. Su profesión era la agricultura.

En la mencionada época, en toda Europa, como lo cuentan muchos historiadores, surge una hambruna muy grande y comienza el éxodo de muchos españoles, italianos y de otros países, hacia América donde llegan noticias  que en aquellos lejanos lugares hay trabajo y comida. Es por eso que la Familia Fenocchi Marioni, decide emigrar a Uruguay alrededor del año 1880.

Don Pedro Fenocchi tenía en Uruguay algunos parientes y amigos de su pueblo que ya estaban afincados en estas tierras. Uno de ellos fue un señor de apellido Marioni, sobrino de su esposa Teresa, que habitaba en la zona de Cardal y quien le aconsejó el territorio del departamento de Florida como el más apropiado para la agricultura. Fue así que adquirió un campo de 45 hectáreas en la 12ª sección judicial - hoy 8ª S.J. - de Cardal, a 3 kilómetros de este y a 3 kilómetros del Río Santa Lucía Chico, allí encontró tierra fértil para que sueños de conquistar América se hicieran realidad.

Edificó en ese campo la primera casa de material de la zona, para ello construyó un horno de ladrillos, cerca del arroyo a fin de tener barro para los mismos. Con ellos comenzó la obra de la casa, la cual rodeó de un monte de eucaliptus para proteger la finca de las tormentas.

La casa era de dos plantas, con 4 habitaciones, encima de ellas un depósito para secar los cereales: maíz, trigo, boniatos, papas, limones y manzanas, que se mantenían frescas envueltas en papel y luego cubiertas de arena. La cocina era muy grande, todo el piso, como en Italia, era de piedra. En el patio construyó una especie de rueda toda de piedra y en su interior plantó toda clase de flores y tunas. Así mismo alambró todo el campo que no tenía alambrados cuando lo compró. Con semillas traídas de Italia cultivó con su señora, una hermosa quinta de frutales y verduras, plantó veintiuna higueras y construyó un gran criadero de conejos y cerdos.

 La vida de la familia Fenocchi Marioni transcurría apaciblemente en su finca donde nacieron otras cinco hijas, María Teresa Margarita, Petrona María Clara, Francesca, Margarita Valentina y Dominga. Mantenían un contacto permanente con los pocos vecinos que había en esa época por la zona, ayudándose todos mutuamente. Era la época en que casi no se usaba el dinero, todo lo que se producía se cambiaba con los vecinos del lugar, por carne, harina o aves de corral. Las pieles de conejo, se secaban al sol y se curtían con alumbre. Los "mercachifles", que venían en carretas desde Montevideo, cambiaban las pieles por ropa de cama, ropa de vestir, zapatos y otros implementos para la casa, lo mismo con la producción de las higueras, pues las pasas de higo eran muy codiciadas en la capital.

 

   Epidemia de difteria.

Corría el año 1889 cuando las zonas de Cardal, 25 de agosto, Santa Lucía, Isla Mala (hoy 25 de Mayo) y parte del sur del departamento de San José, enfrentaron una terrible epidemia de difteria. A causa de la misma fallecieron cientos de personas en su mayoría menores de edad. Solamente había un médico en Santa Lucia, que atendía, en su consultorio, cantidad de consultas diarias y no disponía de medicamentos para esa cruel enfermedad. En razón de la epidemia y sus efectos muy contagiosos, el director del cementerio de Santa Lucia, único en la zona, no recibía ningún fallecido y recomendó, a toda la región afectada, sepultar los cuerpos lo más lejano de las casas o en nichos para evitar los contagios.

Desgraciadamente para el relato de nuestra historia, la familia Fenocchi - Marioni no escapó de la desgracia. Un día lunes en ese hogar tan feliz falleció una de las niñas. Don Pedro se encargó de confeccionar un pequeño ataúd llevándolo sobre una carreta y a caballo recorrió los 900 metros al lugar más lejano de la casa. Al regresar, encontró otra hija fallecida, volviendo cerca del anochecer de cumplir con la segunda sepultura, podemos imaginar el sufrimiento y desesperación de don Pedro y doña Teresa ya que dos días después el miércoles a la mañana otras dos hijas, que estaban contagiadas del mismo mal, fallecieron en la madrugada. En esa oportunidad don Pedro tuvo que confeccionar un ataúd doble. Percibimos la angustia de este sacrificado matrimonio que quedó sin consuelo a causa de esa epidemia, de las ocho hijas se salvaron las tres hijas mayores de doce, catorce y dieciséis años y la menor, de apenas unos meses, que como se amamantaba no se contagió.

Las cuatro hijas que no se contagiaron fueron por su orden María, Luisa, Anunciada, nacidas en Italia, y Dominga, nacida en Cardal.

Como expresaba doña Teresa creía haber recibido la bendición de Dios, al dejarle sus otras cuatro hijas que con el tiempo pudieron ir mitigando el dolor de esa tragedia, ya que según contaba, en muchos lugares de Cardal y otras zonas cercanas, muchas familias perdieron a todos sus hijos.

 

    La Capilla de Cardal.

Doña Teresa y don Pedro, que eran muy católicos, con el dolor y la angustia de esos momentos se propusieron levantar un símbolo en homenaje a sus seres queridos y también de los de las familias de la zona. Ya que solamente en Santa Lucia había una Iglesia, sus deseos fueron levantar una Capilla, donde descansaran para la eternidad sus finaditas. Doña Teresa concurrió a visitar al Cura Párroco de Santa Lucía a quien conocía, y quien se comprometió y consiguió del arzobispo de Montevideo la autorización para la construcción de la misma. También le prometió que luego de terminada la obra, le mandarían todo lo necesario para amueblarla. Cosa que así sucedió, le enviaron una imagen de Jesús en la Cruz, otra de la Virgen María y el Niño Jesús y la pila de agua bendita, para el altar seis candelabros y varios jarrones para flores. Mientras se llevaba a cabo la obra, desde Montevideo se encargó a Italia una campana de bronce que fue colocada el día de su inauguración.

La Capilla fue construida de ladrillos con techo de chapas acanaladas a dos aguas, con un cielorraso abovedado de madera amachambrada. El portal, de madera de dos hojas contenía en su parte superior un marco en forma de abanico con un vitraux con vidrios de varios colores. Se construyó un altar con mesada de madera que luego fue cubierto por carpetas tejidas por doña Teresa. Se colocaron seis filas de bancos de madera con pasillo al medio, y en las paredes laterales cruces evocando el Vía Crucis de Jesús al calvario. Para que no pudieran entrar los animales, la Capilla estaba cercada con un murete de ladrillo, cuya base aún hoy día se puede apreciar. En ese espacio un precioso jardín tenía toda clase de flores predominando los pensamientos además se plantaron cuatro árboles, uno por cada hija fallecida. Son plátanos, de los que hoy sólo quedan tres, pero lo curioso es que de cada uno de ellos surgen cuatro gajos, que son como cuatro troncos...  Al frente un pedestal con tres escalones y una cruz de hierro de un metro treinta de alto, tiene cuatro manos con las que se quisieron simbolizar las manitos de las cuatro hijas fallecidas. 

Sobre el altar, siempre había velas y fósforos que doña Teresa dejaba de ex profeso por si algún vecino pasaba y quería encender alguna vela en recuerdo de alguien, la puerta permanecía cerrada pero con la llave puesta.

En algún momento el murete fue destruido y hoy día la Capilla está cercada por un tejido de alambre a dos metros de la pared

Como anécdota es interesante mencionar que años después, cuando se inauguró la Capilla de Villa Cardal, no se había previsto a tiempo la confección de la campana, entonces la familia Fenocchi cedió la campana de la Capilla para tal acontecimiento.

 

   Inaguración de La Capilla y misa campal.

La Capilla se inauguró en Semana Santa, el 27 de marzo del año 1891, concurriendo el arzobispo de Montevideo y el Cura Párroco de Santa Lucía. Se celebró una misa campal, con bautismos y confirmaciones. Cantó el Ave María y varias canciones Italianas, un joven párroco de Santa Lucía, (hermano de Víctor Damiani quien luego fuera famoso tenor acompañando en muchas representaciones al Gran Caruso en los mejores teatros del Mundo).

En Cardal no había iglesias, por ese motivo la Capilla era muy visitada, especialmente los domingos y días festivos a donde asistían muchas familias a la misa celebrada por los párrocos de Santa Lucía.

Cuando se realizaban las evocaciones religiosas de Semana Santa, la Capilla recibía centenares de personas. Familias enteras viajaban en volantas, carruajes, zorras y muchos a caballos con sus esposas e hijos, desde varios pueblos de Canelones y Florida. Era una semana de verdadera romería. Los concurrentes llevaban comidas para la vigilia, unos llevaban carpas y se quedaban dos o tres días acampados al lado del arroyo donde se pescaba y se bañaban.

Esas reuniones se iniciaban con la misa diaria y luego continuaban con bailes típicos de Uruguay, Italia y España. Ahí nacieron muchos romances que luego cristalizaron en matrimonios.

Muchas personas que lleguen a leer estas líneas, podrán haber oído de sus mayores sobre esta antigua Capilla de los Fenocchi Marioni.

    

  OTROS ACONTACIMIENTOS DE LA ÉPOCA.

   La familia Fenocchi Fenocchi – Cardal - Nacimiento de la cuenca lechera – Los repartos de leche a domicilio en Montevideo – Creación de las cooperativas.

Francisco Fenocchi Musetti, nacido en Montevideo, Uruguay y Anunciada Margarita Fenocchi Marioni, nacida en Pontremoli, Massa Carrara, Italia, se casaron en 1907 en Isla Mala, hoy 25 de Mayo,  porque en Cardal no había Registro Civil.

En esos años Montevideo comenzó a cubrirse de barrios como la Aguada, El Cordón, Palermo, La Humedad, La Comercial, Reducto, El Cerro, Paso del Molino, La Unión, Pocitos y Malvín. Los vecinos de la capital se abastecían de leche a través de  60 tambos urbanos, ubicados en los aledaños de la ciudad, que ordeñaban no más de 20 vacas lo que no daba para abastecer el consumo de toda la población, ya que los tambos sub-urbanos, de Colón, Sayago, Manga, Piedras Blancas y Carrasco no daban abasto a esos barrios.

Ahí fue cuando comenzaron a aumentar los repartidores de leche a domicilio,

El Ferrocarril se inauguró en el año 1899, recién en 1908 comenzó a transportar leche en tarros de 30 litros. El tren partía desde Florida, levantando leche en lsla Mala, hoy 25 de Mayo, Cardal, Parador Reboredo, hoy lndependencia, para llegar a 25 de Agosto. Allí esperaba al tren que venía de San José cargando pasajeros y leche, llegando a la Estación Central a las 9 horas de la mañana.

En una planchada, donde ahora está ubicada la Torre de Antel, esperaban los repartidores a quienes, previo el pago de un “conocimiento” (factura), se les entregaba la leche. Esta era transportada en jardineras hasta el domicilio de cada uno, donde se envasaba en tarros de 10, 7 y 5 litros.

La leche se repartía a los domicilios de los clientes, midiéndola con una medida de 1/2 litro, la cual era contratada anualmente por la lntendencia Municipal, con un sello de plomo y el sello del Municipio; de no tenerlo, podían ser pasibles de una multa y decomiso. Si los químicos del Municipio, que viajaban en una volanta con caballo, encontraban leche aguada la  tiraban a la calle.

En esa época, habla pequeños tambos que enviaban leche a la capital, como el de Francisco Fenocchi, hermanos Mollo, familias Lanz, Machin, Folgar (3), hermanos Díaz, Lemos, Scalabrino, Del Valle Herrera, Rapallinl, Sandro. Los hermanos Steiner tenían un gran tambo cruzando el río, donde ahora está la Represa Severino. De San José enviaban Bide, de dos tambos, A. Facello, de 2 tambos uno en San José y otro en 25 de Agosto, Mentol, Hernandorena, Dionisio Cruz y otros.

Los antes nombrados de Cardal, eran aconsejados por el Esc. José (Pepe) Rossi afincado en Cardal. En las reuniones, que se realizaban mensualmente en 25 de Agosto, donde el Esc. Rossi tenía un escritorio, se trataban temas como compra de forrajes, arados, enfriadoras, para conservar la leche fresca del ordeñe de la tarde, etc. También había preocupación porque los lecheros de Montevideo, les pagaban solo un 30% de la leche enviada, aduciendo que los tarros iban por la mitad o que llegaba cortada y muchas veces decían que como sobraba, la remataban $1.00 el tarro, explotando el trabajo de los productores, cosa que no tenía solución.

Por lo expuesto anteriormente nació en don Francisco Fenocchi la idea de comerciar él mismo la producción de su tambo y  convenció a su padre Andrea Fenocchi y a su hermano Juan, que trabajaban en el Molino Mañe de Montevideo, a asociarse. Compró una jardinera y una mula y el 1° de Mayo de 1917 empezaron a repartir leche en el Barrio La Comercial (Cufré 2323 esq. Cuñapirú). La mula y la jardinera la dejaban en un terreno del barrio. El primer día vendieron 17 litros a $0,04 c/u, con el sobrante su madre hacia queso ricota que vendía a los vecinos.

Corría el año 1922 cuando su hermano Juan, quien era medio poeta, escribió una novela y como en Montevideo no se la publicaban, se fue para Buenos Aires, dejando a su padre solo con el reparto. Es por eso que Francisco resolvió dejar el tambo en manos de su capataz, el Sr. Gumersindo Folgar y se vino a Montevideo con toda la familia. Compró una “barraca” con tres habitaciones en la calle Justicia 2386 entre Marcelino Berthelot y Cuñapirú (ahora Amezaga). Ahí alojó a toda su familia y también guardaba la mula “La Liebre” y el carro. Sus hijos Pedro, Ismael, Delia, Aída y Andrés tenían 14, 13, 12, 9 y 7 años respectivamente.

Don Francisco, al ir todos los días a la planchada a buscar la leche, hizo mucha amistad con otros repartidores. Como era muy emprendedor les propuso formar una sociedad de tamberos y lecheros. La idea era  la creación de una cooperativa, ¡¡¡su sueño!!! El proyecto fue apoyado, entre otros, por los señores S. Marino, M. Alvarez, M. Gesto, A. Facello, José García, Julio Mollo, G. Rebella, Jesús Moreira, J. F. Cuadro, los hermanos Cluzet y Glague.  Para reunirse alquilaron un local en la calle Yaguarón entre Nicaragua y Venezuela.

Era el año 1924,  nombrado Presidente de la Republica el Ing. José Serrato, también se entusiasmó con la idea de formar una cooperativa y en el año 1926 se empieza la obra.

Luego de 2 años el 18 de Julio de 1928 se inaugura la planta en la calle San Fructuoso 832 con el nombre "COLE" (Cooperativa de Lecherías).

El primer directorio de "COLE" se compone con los seniores Andrés Pastorino, presidente, Armand Ugón, vicepresidente, Metol - Hernandorena, Bertoni - Dionisio Cruz y Francisco Fenocchi como vocales.

También en 1928 un Decreto Municipal obliga a la población a consumir leche pasteurizada, pero permitía que los tambos urbanos y sub-urbanos siguieran abiertos y que también se permitiera vender leche higienizada, había en esa época más de 50 tambos urbanos. Esos errores no previstos fueron fatales, tanto para "COLE" como para los hermanos Kasdorf (Central Uruguaya), pues varios repartidores a domicilio traían leche de los tambos de las zonas urbanas y sub-urbanas e instalaron, varios de ellos, en la calle Gral. Flores una sociedad "La Palma". Allí, instalaron un tanque de aproximadamente 500 litros que llenaban de leche como venía del tambo, llenaban botellas de vidrio y las tapaban con un cartón donde decía "leche higienizada".

Otro grupo del Centro en la calle Asunción y Arenal Grande, realizaron la misma operación.

Esto trajo como consecuencia que tanto "COLE" como la Central Uruguaya, que estaban amortizando la maquinaria de la planta, pagando empleados y al laboratorio de la IMM no podían competir ya que la leche pasteurizada se vendía a $012 el litro mientras que la de los tambos y la higienizada se vendía a $0.06 el litro. Corría el año 1932.

En vista de la situación precaria el Directorio de "COLE" se entrevistó con el Sr. Presidente Dr. Gabriel Terra. Este ante la gravedad de la situación estudió con el Ministerio de Industria un proyecto de Ley. La misma, con el Nº 9526, fue aprobada el 14 de diciembre de 1935 con vigencia del 1º de enero de 1936, creó la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (CONAPROLE) y entre otros artículos declaraba de utilidad pública la expropiación por el Estado de las Usinas de Higienización y Pasteurización "Cooperativas de Lecherías S. A.", "Lechería Central Uruguaya Kasdorf S. A.", "Mercado Cooperativo S. A.", "La Palma S. A.", "La Nena", "Alianza de Tamberos y Lecheros La Unión", con todas sus instalaciones propias, plantas de industrialización, filiales y accesorios, como también las concesiones, privilegios, marcas y métodos de fabricación que estas empresas posean, usufructúen o exploten, siempre que se compruebe la conveniencia de hacerlo por los resultados y beneficios obtenidos en ejercicio anteriores, para transferir su dominio a la Cooperativa Nacional de Productores de Leche.

Por fin el sueño de Don Francisco Fenocchi se había cumplido. Continuó administrando el tambo y el reparto de leche en Montevideo hasta 1940 cuando se jubiló.

Vendió el tambo y su participación en el reparto de leche pero siguió ayudando a sus hijos con sus consejos e luchador.

  

  EPILOGO.

Andrés Fenocchi Fenocchi relató esta memoria en el año 2000, siendo ayudado por su hermana Aída Fenocchi Fenocchi de Menini, para obtener las fechas de los principales episodios relatados. Aída poseía una memoria privilegiada además de haber convivido con su abuela Teresa.

Decía Andrés que era su deseo que, cuando algún habitante de su Cardal querido concurra a visitar "La Capilla" pueda atesorar más esta reliquia realizada por amor y recordación por la persona que nunca conocieron, "Doña Teresa".

Sus sobrinos Alba y Ruben recopilaron el documento escrito por el tío Andrés, actualizando algunas fechas y lugares e incorporando en el relato a nuestro abuelo Francisco Fenocchi Musetti, quien luego de su casamiento con Anunciada Fenocchi, ayudó a doña Teresa en el manejo del tambo. Luego de su venida a Montevideo contribuyó a la formación de la Cooperativa de Lecherías (COLE) y luego de la CONAPROLE.  

Julio 2000                        Andrés Fenocchi

Abril 2013                        Alba Fenocchi Maberino de Cappuccini

                                       Ruben Fenocchi Battaglino

 

 

 

 

COPIA ORIGINAL
La Capilla de Cardal
Por Andrés Fenocchi
Diciembre 2000
Prólogo de la historia de una capilla católica que se encuentra en la 12 sección de Villa Cardal.
A 3 kilómetros de ésta, al borde sur de una verde pradera y por el norte en el borde de un barranco, en cuyo fondo corre
un arroyuelo que luego tomará el nombre de “Arroyo de la Capilla”, cuya vertiente nace a 2 kilómetros de Villa Cardal
y luego vierte sus aguas en el río Santa Lucía Chico.
La capilla mencionada se encuentra rodeada de árboles y flores en medio de una profunda paz y silencio y constituye un paisaje de enorme belleza y quien la contempla, piensa seguramente que en su pequeño interior, guarda los sueños y preocupaciones y las esperanzas de cientos de vecinos del lugar, que muchas veces la visitan como lugar de peregrinación y recuerdos, preferentemente los domingos y Semana Santa.
“Historia y recuerdos de la Capilla de Cardal”
 Todo comienza en el año 1865 en Italia, cuando se unen en matrimonio, en el pueblo de Pontremoli (provincia de Mazza Carrara) al pie de los Apeninos y a 120 kilómetros de Génova, Doña Teresa Marioni y Don Pedro Fenocchi, de este matrimonio nacen tres hijas María, Luisa y Anunciada, dedicándose a la labranza.
Por la época mencionada en toda Europa surge una hambruna muy grande, como Lo cuentan muchos historiadores, y comienza el éxodo para América de muchos españoles, italianos  y de otros países, pues de América llegan noticias de que en aquellos lejanos lugares hay trabajo y comida.
Por ello en 1883, Don Pedro Fenocchi emigra, saliendo de Génova, con la promesa antes de partir de mandar a buscar a su esposa e hijas.
Después de 25 días de viaje con alrededor de 600 compañeros emigrantes, llegaron al Brasil. Por reglas de emigración bajaron en Brasil 300 viajeros, luego en Montevideo unos 100, y el resto en Buenos Aires. Al llegar al puerto de Montevideo, las autoridades de emigración le ofrecían a los viajeros alojamiento y comida en el Recinto Portuario, y desde allí eran recomendados según los oficios a diversos sitios del país de acuerdo a sus profesiones.
De acuerdo a que Don Pedro Fenocchi tenía algunos amigos de su pueblo en el Uruguay, éstos le aconsejaron que el territorio del  departamento de Florida era el más apropiado para la agricultura, y fue así que adquirió un campo de 45 hectáreas en la 12 sección de Cardal, a 3 kilómetros de éste y 3 kilómetros Río Santa Lucía Chico, allí encontró tierra fértil para que sueños de conquistar América se hicieran realidad y luego traer a la familia que quedó en Italia.
Construyó en ese campo la primera casa de materiales de la zona, para ello construyó un horno de ladrillos, cerca del arroyo para tener barro cerca y con ellos comenzó la obra de la casa, la cual rodeó de un monte de eucaliptus para proteger la finca de los rayos, también plantó 21 higueras, realizó una hermosa quinta de frutales y verduras en general, con semillas traídas de Italia, también hizo un gran criadero de conejos y cerdos. La casa de dos plantas, con 4 habitaciones y encima de ellas un depósito para secar los cereales, maíz, trigo, boniatos, papas, limones, manzanas, que se mantenían frescas envueltas en papel y luego cubiertas de arena, construyó una cocina muy grande y en el patio construyó como una rueda toda de piedra, su interior plantó, toda clase de flores y tunas, y realizó todo el piso de piedra como en Italia.
En el año 1886, después de una labor de tres años, habiendo ya encarado un futuro para su familia y cumpliendo con lo prometido a su compañera y sus 3 hijas, las recibe a éstas en el puerto de Montevideo, trasladándose de inmediato a Cardal en carreta, a su nuevo destino en América. Doña Teresa Marioni trae muchas semillas de Italia, y en poco tiempo convierte la quinta con una gran producción, también dedica mucho amor a la cría de conejos, de ese feliz reencuentro nacen en Cardal 5 hijas más, la vida ocurre normalmente en esta familia, era la época que casi no se usaba el dinero y todo lo que se producía se cambiaba con los vecinos del lugar, por carne, por harina o aves de corral, las pieles de conejo o liebres, se secaban al sol y se curtían con alumbre y luego se canjeaban por ropa de cama, ropa de vestir, zapatos y otras cosas para la casa a los Mercachifles que venían de Montevideo, en carretas, lo mismo hacían con la producción de las 21 higueras, pues las pasas de higo eran muy codiciadas en la capital. Don Pedro Fenocchi también alambró todo el campo cosa que no tenía cuando lo compró él mismo.
La vida de la familia Fenocchi Marioni ya lograda esa sacrificada experiencia se deslizaba en forma feliz con sus 8 hijas y se mantenía un contacto permanente con los pocos vecinos que habían en esa época por la zona ayudándose mutuamente
Epidemia del 1889 ( DIFTERIA)
Cuando corría en el año 1889, en las zonas de Cardal, 25 de agosto, Santa Lucía, Isla Mala, hoy 25 de Mayo y parte del sur del departamento de San José, enfrentaban una terrible epidemia de difteria, en la cual fallecen cientos de personas en su mayoría menores de edad, solamente había un médico en Santa Lucia, y que además de la cantidad en atención diarias en su consultorio, no disponía de medicamentos para esa cruel enfermedad, en razón de la epidemia y sus efectos muy contagiosos el director del cementerio de Santa Lucia, único en la zona, no recibía ningún fallecido, recomendó, a toda la región afectada sepultar los cuerpos, lo más lejano de las casas o en nichos para evitar los contagios.
Desgraciadamente para la relación de nuestra historia, la familia Fenocchi - Marioni no escapo de la desgracia, un día lunes en ese hogar tan feliz falleció una de las niñas, Don Pedro se encargó de confeccionar un pequeño ataúd y sobre una carreta y a caballo recorrió los 900 metros en el lugar más lejano de la casa, al volver a la casa, encontró otra hija fallecida, volviendo cerca de la anochecer de cumplir con la segunda sepultura, podemos imaginar el sufrimiento y desesperación de Don Pedro y Doña Teresa ya que dos días después el miércoles a la mañana 2 hijas más que estaban contagiadas del mismo mal fallecieron en la madrugada, en esa oportunidad Don Pedro tuvo que confeccionar un ataúd doble, para sus hijas, imaginamos la angustia y desesperación de éste y este sacrificado matrimonio que quedo sin consuelo de esa epidemia, se salvaron las tres hijas mayores de 12 -  14 - 16 años, la menor de apenas unos meses que como se amamantaba no se contagió lo mismo que las tres mayores.
En realidad creo haber recibido la bendición de Dios como se expresaba Doha Teresa al dejarle sus otras 4 hijas y que con el tiempo pudieron ir mitigando el dolor de esa tragedia, ya que según contaba ellos, en todos los lugares de Cardal y muchas zonas cercanas, muchas familias perdieron todos sus hijos.
Las 4 hijas que no se contagiaron de la epidemia fueron por orden María, Luisa, Anunciada, nacidas en Italia, y Dominga, nacida en Cardal, también mis 4 finaditas como decía Doña Teresa nacidas en Cardal.
Motivo de la Capilla de Cardal.
Como podrán imaginar quienes leen este relato, Doña Teresa y Don Pedro, con el dolor y la angustia de esos momentos y muy católicos se propusieron levantar un símbolo en homenaje a sus seres queridos y también de los de las familias de la zona, ya que solamente en Santa Lucia había una Iglesia, éstos fueron sus deseos: levantar una Capilla, donde descansaban para la eternidad sus finaditas.
Doña Teresa concurrió a visitar al Cura Párroco de Santa Lucia a quien conocía y quien se comprometió y consiguió del arzobispo de Montevideo la autorización para la construcción de la Capilla y luego de terminada esta, enviarían todo lo necesario para amueblarla, Cosa que así sucedió, enviaron una imagen de Jesús en la Cruz y otra de la Virgen María y el niño Jesús, la pila de agua bendita, se construyó un altar con mesada de madera, se colocaron seis filas de bancos de madera con pasillo al medio, y en las paredes laterales cuadros evocando la vía crucis de Jesús al calvario, también mandaron para el altar 6 candelabros y varios jarrones para flores mientras se llevaba a cabo la obra, desde Montevideo se encargó una campana de bronce a Italia que fue colocada el día de su inauguración. Toda la Capilla estaba cercada con tejido de alambre, para que no pudieran entrar los animales, el alambrado estaba a 2 metros de la pared lo que permitió un jardín todo alrededor de la construcción al frente un pedestal con 3 escalones y una cruz de hierro de 1 metro 30 de alto a ambos lados de la base de la cruz 2 urnas de metal con la reducción de los restos de las finaditas.
Al frente de la entrada se veía un precioso jardín con toda clase de flores predominando los pensamientos . El techo era de chapas de acanaladas con un cielo raso abovedado de madera acanalada machimbrada con caída para ambos lados y su portal de dos hojas, mantenían en su parte posterior un marco en forma de abanico con un vitraux de vidrio de varios colores, el altar cubierto por carpetas tejidas por Doña Teresa.
En el altar, siempre habla velas y fósforos que Doña Teresa dejaba de ex profeso por si algún vecino pasaba y quería encender alguna vela en recordación de alguien, la puerta permanecía cerrada pero con la llave puesta.
Inauguración de la capilla y misa campal.
La Capilla se inauguró en Semana Santa del año 1891 concurriendo a esta el arzobispo de Montevideo, el Cura Párroco de Santa Lucia y se celebró una misa campal, con bautismos y confirmaciones y cantó el Ave María y varias canciones Italianas, un joven párroco de Santa Lucia hermano de Víctor Damiani, que luego fuera famoso tenor acompañando en muchas representaciones al Gran Caruso en los mejores teatros del mundo.
De acuerdo a lo antes relatado en Cardal no habla iglesias y por ese motivo la Capilla era muy visitada especialmente los domingos y días de fiestas y por esa causa muchas familias concurrían desde la mañana y tarde pues se daba misa, por partes de los párrocos de Santa Lucia.
Cuando se realizaban las evocaciones religiosas de Semana Santa, la Capilla recibía centenares de personas, familias enteras viajaban en volantas, carruajes, zorras y muchos a caballos con su esposa e hijos enancados, desde varios pueblos de Canelones y Florida, era una semana de verdadera romería. Los concurrentes llevaban comidas de vigilias unos llevaban carpas y se quedaban 2 o 3 días acampados al lado del arroyo, donde se pescaba y se bañaban.
De esas reuniones en las cuales, se iniciaban con la misa diaria, y posteriormente se realizaban bailes Típicos de Uruguay, Italia y España, nacieron muchos romances amorosos que luego cristalizaron en matrimonio.
Muchas personas que lleguen a leer estas líneas, podrán haber oído de sus mayores de esta antigua Capilla "FENOCCHI - MARIONI, es interesante hacer resaltar que Doña Teresa, durante los años que vivió en Cardal, al no haber médico en la zona, recibía muchas veces que había algún herido o enfermo, en la zona ella se las arreglaba con remedios caseros aprendidos en Italia, mientras venía el medico de Santa Lucia siempre que el mal no fuera grave.
También fue la madrina de todos los hogares de la zona de Cardal. Pues venían a buscarla, en la madrugada y Don Pedro le ensillaba un caballo y ella concurría y atendía el parto y se quedaba 2 o 3 días cuidando su paciente " fue así que se llenó de ahijados ya que todas las mamas la elegían como madrina, quienes lleguen a leer estas humildes líneas y peinen canas deberían haber oído lo relatado, pueden saber la historia de su madrina.
Iglesia de Cardal.
Como anécdota es interesante mencionar que cuando muchos años después, se inauguró la iglesia de Cardal, y no se había previsto a tiempo la confección de la campana, la familia Fenocchi cedió la campana de la Capilla para tal acontecimiento.
En el año 1898 fallece Don Pedro Fenocchi, joven aún 49 años, nos contaba nuestra abuela Teresa que nunca pudo sobreponerse de la angustia y sufrimiento de la perdida de sus 4 hijas, fue enterrado en el cementerio de Santa Lucia y luego sus restos se colocaron en una urna similar al lado de las 4 finaditas, en la Capilla.
Doña Teresa siguió trabajando en las labores propias de hombre y luego llego el casamiento de sus hijas mayores María y Luisa que se unieron en matrimonio con 2 hermanos Antonio y José Días de la zona.
Luego en el año 1908 se casó su hija Anunciada Margarita nuestra madre con Francisco Fenocchi de ese matrimonio nacieron 5 hijos Pedro Dantes, Ismael y Delia hoy fallecidos y aun vivimos Aida y Andrés Fenocchi.
Por razones comerciales, de la época nuestro padre después de haber trabajado duramente 15 años en Cardal, resolvió radicarse en Montevideo en el año 1922, Doña Teresa Marioni de Fenocchi, nuestra abuela materna a la que brindamos nuestro homenaje en esta memoria, falleció en 1930 a la edad de 84 años en Montevideo, que Dios la bendiga por su bondad y sacrificio.
EPILOGO
Es el deseo de mi hermana Aída, el mío propio y el de todos los descendientes de nuestra numerosa familia, que frente a hace algún tiempo, una pandilla de desalmados que pasaron por ese lugar, luego de pescar y bañarse en la laguna que tiene en ese lugar 16 metros de profundidad, comieron y durmieron dentro de la Capilla y al retirarse destrozaron las imágenes religiosas, la vía crucis, los bancos, la ventana y la puerta.
AGRADECIMIENTOS
El actual propietario del Campo donde fue construida la Capilla, el señor JORGE MARTINEZ, su señora esposa e hijos han estado reconstruyendo ésta con mucho sacrificio y amor y esperamos colaboración con ellos para poder tenerla en condiciones de rehabilitarla para los festejos del Centenario de VILLA CARDAL.
NUESTRO PROFUNDO AGRADECIMIENTO A TAN HERMOSA FAMILIA
Doña Teresa antes de partir a la capital, llevó los restos de nuestro abuelo Don Pedro y de sus 4 finaditas, al cementerio de Santa Lucia, donde desde entonces descansan en paz dejando las urnas vacías al pie de la cruz de la Capilla. Nuestra tía Dominga Fenocchi Marioni falleció en Montevideo en el año 1972.
El que relata esta memoria: ANDRES FENOCCHI, ayudado en muchas oportunidades por mi hermana AÍDA FENOCCHI de MENINI principalmente en las fechas de los principales episodios relatados a tener ella mayor convivencia con nuestra abuela y nuestra madre y de poseer una memoria privilegiada .
Es mi deseo que cuando algún habitante de mi Cardal querido concurra a visitar "LA CAPILLA" estos podrán atesorar más esta reliquia realizada por amor y recordación por la persona que nunca conocieron "DOÑA TERESA".
JULIO 2000                           ANDRÉS FENOCCHI
Doña Teresa Fenocchi nació en Italia el 5 de abril 1846.
Falleció en Montevideo en 1930
 
Foto tomada en el año 1926 en Montevideo, tejiendo una colcha de hilo y seda, punto crochet.
¿Por qué Dios creó a las abuelitas?
Dios miró a todos sus hijos y vio que era necesario poner una cariñosa abuelita en cada familia.
Ella sería dulce y comprensiva, de sonrisa tierna y  bella que siempre reflejará su bondad y alegría.
Ella contaría mil cuentos y sabría muchos juegos, y con abrazos y besos secaría las lágrimas de sus nietos.
Cuando Dios pensó en todo [o bello que ella haría para alegrar la vida fue que creó una abuelita a quien todos puedan amar
Breve biografía del autor de esta obra 
Nació en Cardal el 23 de  diciembre de 1914, a las 4 de la mañana, en  las  manos  de Doña Teresa.
Fui  bautizado en Avellaneda, Buenos Aires, fueron mis padrinos Don Vicente Martinelli, primo de mi padre
y  Doña Celeste Bussolari.
En la Capil1a de Cardal recibí en su altar el bautismo de confirmación siendo mi padrino Don Domingo Lemos,
Vecino de la costa del Rio Santa Lucía Chico.
Fui anotado en el Registro Civil de Isla Mala, hoy 25 de Mayo, el día 27 de Diciembre de 1914.
Por ser ciudadano legal de esta hermosa zona amo tanto a Villa Cardal.
Los últimos años de Doña Teresa,
transcurrieron plácidamente en la Calle Justicia 2386, rodeada de la familia y en particular de sus 5 nietos a los que adoraba, concurría regularmente a la parroquia San Miguel, situada en la Calle Concepción Arenal y Porongos, donde tomé la primera comunión, previa la compra de un traje nuevo, cumplía yo 8 años.
Pese a su edad realizaba en semana santa la visita a Iglesias a pie, la acompañábamos mi hermana Aída y yo, comenzando por visitar primero la cripta de la Merced en la Calle Cuñapirú, hoy Amezaga y Joaquín Requena, luego la Parroquia de San Miguel, después la Iglesia de La Aguada, de allí seguíamos al Señor de la Paciencia, en la Ciudad Vieja, y la Catedral en la Plaza Matriz, allí nos sentábamos y hacíamos el almuerzo que ella llevaba, queso, fiambres y pan, y nos compraba para tomar una gaseosa bolita de moda en aquellos años, después nos dirigíamos a la iglesia de los Padres Capuchinos en la Calle Canelones y Magallanes que se realizaba el pesebre en vivo, con alumnos de la misma parroquia, después cumplía con la séptima visita a la Iglesia del Cordón, la Virgen del Carmen, en 18 de Julio y Tacuarembó, allí terminábamos el recorrido, siempre caminando, llegando a casa a la hora de la merienda.
También disfrutaba mucho de las comidas de los domingos en nuestra casa, pues siempre en la mesa había invitados amigos que emigraron de Italia de los pueblos de Pontremoli, y Grondola (provincia de Massa-Carrara), y luego del postre y unos tragos de vino, se cantaban canciones de la bella Italia.
Andrés Fenocchi

 

 

 

 

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